La restauración de la restauración

La campaña del miedo contra los nuevos partidos tiene raíces históricas. PP y PSOE no protegen más que un régimen bipartidista y turnista como el que ya existió en España en el siglo XIX. Fotografía: burbuja.info

Ciudadano Kang

Genial capítulo de Los Simpsons que, pese a ser un especial de Halloween refleja perfectamente el sistema electoral americano y la maleabilidad del voto. Una representación pública favorable de los políticos puede valer una buena cantidad de votos. Fotografía: hipertextual.com

Educación de la economía

¿Es la educación un gasto? ¿Quizás una inversión? ¿O tal vez un derecho? Fotografía: escuela-amauta.org

Marionetas del poder...

Pitos en lugar de corrupción. Venezuela en lugar de programas. Eufemismos en lugar de palabras. Las cortinas de humo no son nuevas en la comunicación política y la película de Barry Levinson lo demuestra claramente. Fotografía: tintasalvaje.com

Vuelvo enseguida

Aquí el capítulo de la serie Black Mirror, "Be right back" al que hace referencia el artículo de Sheila Algarra "Mentiras digitales". Privacidad como mercancía. Fotografía: geekz.blog.hu

lunes, 20 de noviembre de 2017

Un viaje cualquiera



Sheila Algarra


- ¡Vamos siguiente!

Me toca.

- Deposite sobre esa caja todas sus pertenencias. Rápido.

Que suerte he tenido, todo el mundo se ha cambiado de fila, llegaré con tiempo para comer algo en la estación.

- ¿No entiende lo que es deposite todo? ¡Vamos!

Sobre aquel insólito mostrador metálico he colocado mis llaves, las vueltas del desayuno de esta mañana y mi mochila. No sé qué más quiere este señor.

- Nada, regístrale a este que no entiende el cristiano.

 Todo el mundo me mira y tiene mucha prisa. Empiezo a entenderlo todo.

 - Está limpio.

 - Me jode tener que ponerme así, pero en estos tiempos cualquiera se fía.

jueves, 7 de septiembre de 2017

Vacaciones de verano

Sheila Algarra




Repaso mi vida tendida en el suelo de la entrada. La desesperación por este calor consigue sacarme los instintos más primarios. Lo he probado todo.

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El reloj de la pared dice que son las 22:03 y el calendario que es 7 de septiembre. No puedo parar de mirarlo, una parte de mi sabe estamos en ese momento, ya me he encargado yo de comprobar que todo está bien. Sin embargo, cada vez que pasa medio minuto, dudo y vuelvo a buscar respuestas en ese aparato circular de madera. El reloj es tan arcaico que me fascina que consiga indicar el momento en el que vivimos. Miro mi maleta verde lima y sigue junto a la puerta. Por un segundo se me ronda la idea de moverla, pero yo no tengo ni fuerzas ni ganas para apartar el equipaje.

Mañana por fin vuelvo al trabajo. Después de mi mes de vacaciones para desconectar, que, por cierto, maldito momento en el que se me ocurrió esto. Irme sin móvil para desconectar me dije, y solo me ha provocado que esté así de angustiada.

¿De qué me ha servido el viaje si no tengo imágenes para recordar? ¿Si no lo puedo enseñar? Si mi memoria ha borrado todo ya.

Algo se arrodilla a mis pies y me ofrece una calma que empieza a vibrar.

En realidad, me ha dado la libertad.

Un sentimiento extraño me empieza a recorrer; ¿es felicidad, tranquilidad, diversión, entretenimiento? No. Creo que por fin sé que estoy aquí. Existo.




jueves, 31 de agosto de 2017

En tiempos de incertidumbre


Sheila Algarra

Sociedad sobreinformada en tiempos de exceso de datos, amantes de las evidencias y sin espacio para los matices.  Capaces de volar a cualquier parte e instante y sin tiempo para contemplar. Estar y no encontrar, mirar y no observar.

Generaciones educadas bajo la certeza de la recompensa cortoplacista que hoy no existe. Viviendo constantemente entre el debo y el quiero, entre el valgo y el puedo. Ansiando el olvido del qué queremos. No hay tiempo para la meditación y mucho menos para cambiar de opinión. Significaría perder tiempo.

Por supuesto, hay gente que no. Hay personas que siempre lo tienen todo claro. Esta incertidumbre no forma parte de sus planes. A mí me fascinan. Tienen la visión de negocio perfectamente adaptada a sus aptitudes más personales. Ellos conviven permanentemente con la razón y la suerte. Todos los astros se alinean en sus nacimientos para que estos seres vivan haciendo lo que les gusta y que, además, esté bien valorado social y económicamente. Nunca han tenido dilemas morales. Encantados de la vida y la vida con ellos pueden dejar de leer.
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Me dirijo a los indecisos. Los que viven en tiempos de grandes certezas y ellos no tienen ninguna. Los que un día decidieron apostar por la vocación y a la semana por la seguridad. Los que se quieren mojar, pero miran si el agua está seca.

Y no, no es culpa de ellos, esta sociedad acaba con los sueños, asfixia la esperanza y se limpia con el esfuerzo. Conduce a sus inquilinos a la ansiedad y estos, al luchar por evitarla, acaban olvidando sus metas. Y lo peor de todo es que nos han engañado.

No hay carreras sin salidas ni formaciones con premios. Llegó la crisis de las certezas. Se inyecta la sustancia drogodependiente de la incertidumbre y que, aunque casi nunca lo vemos, puede ser sinónimo de oportunidad.

No podemos seguir pensando bajo la lógica causa-efecto en la que se vivió en unos tiempos que ni si quiera nosotros hemos visto. Este futuro incierto igual viene plagado de robots que sustituyen a la mayoría de nosotros y todo cambia. Igual solo sobrevive el que luchó por ser diferente y miró más allá de la seguridad.

Sí, todos vemos ese futuro muy lejano y creemos que los trabajos que pueden cubrir los robots son muy limitados e inválidos para los que requieren trato con el público. Pero igual no somos conscientes de su alcance; según la Organización Internacional del Trabajo, entre el 47% y el 80% de los trabajos son potencialmente realizables por robots. ¿Podrías afirmar sin dudar que el tuyo es completamente insustituible?

Además, esto no es cosa de ese futuro lejano. En una fábrica china han sustituido al 90% del personal por robots, y la producción ha crecido un 250%. Y esto no llega con el 2017, ya en 2015 una fábrica china también sustituyó a 600 empleados por 60 robots, … Y así muchos ejemplos de cómo esto es ya una realidad.


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Aceptemos la duda. Somos incertidumbre, y hasta que no lo admitamos, no distinguiremos su abanico de posibilidades. Si fuéramos certezas, ¿cuál sería el misterio? La obsesión por la seguridad educa paradójicamente en la inseguridad. Ofuscarse con lo previsible, con la indagación eterna y absurda de la comodidad, es la ansiedad más agónica.