miércoles, 14 de octubre de 2015

Un cuerpo sin expresión


Sheila Algarra

No hay nada más bonito ni puro que la sinceridad de una sonrisa. Tampoco más inocente que las pecas de una niña cuando llega el verano, ni una carcajada de un niño al ver a su abuelo. La pureza de una lágrima, un cabello que se desliza sobre la cara, una falda que corre con el soplido del viento.

Todo ser humano goza de la perfección, es trazado de tal manera que sea único. Sin embargo, nos han adoctrinado en un modo de ver la vida donde los valores y los defectos infunden una ingrata hipocresía. Un mundo donde la belleza de las cosas se sumerge en una lucha por alcanzar la talla 36. Nos han enseñado que no hay mujer bonita que mida menos de 1,70 de altura, que no tenga unos labios gruesos muy rojizos, una cara fina pero con unos pómulos marcados, una cintura que abarque la mano pero con unos pechos grandes. Cuerpos imposibles, figuras que provocan paranoias mentales en las que todo el mundo quiere tener un hueco.

Los cánones de belleza atribuidos en nuestra sociedad condenan a no aceptarse. El cuerpo se ha convertido en el centro de una inquietud e insatisfacción constante. La cultura en la que vivimos provoca pensar en nuestros “defectos” como si de un pantalón o un armario se tratara. Víctimas de ser “defectuosos”.

 

La cultura de la imagen

 

Siempre ha habido cánones de belleza, ideales que han cambiado y evolucionado con el tiempo. En otros periodos, una figura bonita era la de caderas anchas que mostraban la fertilidad y la tez pálida revelando la poca aproximación al campo y al sol. Hoy en día ocurre lo mismo pero con un gran agravante que hace un flaco favor a la salud; los medios de comunicación en general y los spot publicitarios en particular. Programas televisivos muestran que para cambiar por dentro primero tienes que cambiar por fuera, dándole una importancia exacerbada a físico como si de ello dependiera el oxigeno con el que la humanidad respira. Un ejemplo es ‘Cámbiame’ de Telecinco, que cambia por completo los estilos de vestir e intenta tapar los defectos físicos, encima para colmo vende al espectador nada más y nada menos que una obra social.

 

Otro de los problemas que generan los medios de comunicación es el machismo que trasmiten a la hora de apostar los cuerpos femeninos como modelo de negocio. El ejemplo que se lleva la palma en este aspecto es la prensa deportiva, pero parece que esta moda de modelo de negocio comienza a fallar (además siempre son mujeres como si la prensa solo fuera leída por hombres). Este lunes se ha anunciado el rediseño de la revista Playboy, se han propuesto eliminar las fotografías de mujeres desnudas de sus portadas. Sin embargo, esto es más bien un paso atrás porque no se ha planteado desde el machismo, sino por rentabilidad económica. En esta cultura de la imagen en la que vivimos estamos tan acostumbrados a ver desnudos que estos modelos han dejado de rentar. El director ejecutivo de la revista lo dejó claro con su declaración: “ahora estás a sólo un click de lejos de cualquier acto sexual que te imagines de forma gratuita”, por ello cree que ese modelo “es cosa del pasado en este momento”.

Inma Cuesta en 'El Periódico'
 

Hay veces que a la mariposa le gusta recordar que un día fue gusano y defender a los que todavía lo son. Inma Cuesta ha provocado un gran debate este fin de semana tras denunciar a través de la red social Instagram los retoques exacerbados de una fotografía en la portada de la revista dominical de 'El Periódico'. La actriz ha subido la imagen auténtica junto a la retocada con frases como: "Verte y no reconocerte, descubrir que tu imagen está en manos de personas que tienen un sentido de la belleza absolutamente irreal".


Modelo de Victoria´s Secret
Este no es el único caso de famosas que se rebelan contra los excesos de los retoques y apuestan por la naturalidad. Famosas como Kate Winslet o Julia Roberts se han manifestado en otras ocasiones en contra de esta situación. La semana pasada también surgió otro debate en torno a la “magia del PhotoShop”, la marca de lencería Victoria’s Secret lanzó una foto de una de sus modelos sin nalga izquierda pero uno de los seguidores de la firma decidió arreglar el fallo y subirla a las redes.

Es un problema importante pero, al menos, se empieza a ver algunas reacciones contra esta cultura de la estética. Contra este  mundo decantado por una precaria identidad que lucha por la eterna juventud. Cuerpos que se contonean por las ciudades con diferentes versiones de un mismo patrón.


 

 

 

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