lunes, 26 de octubre de 2015

Hábitat popular


Juan Ignacio Cantero

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, convocó ayer lunes las elecciones generales para el 20 de diciembre y compareció ante los medios para hacer balance de la legislatura. Términos a priori contradictorios como Rajoy, comparecencia, medios de comunicación y balance se dieron cita tras la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros.

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Y sí. Rajoy atendió a la prensa pese a su natural alergia mediática y su fobia a responder a preguntas. No lo hice a través de ningún plasma ni de ningún otro miembro del partido. Esta vez estuvo presente físicamente y aguantó el tipo ante su archienemigo público. Por fin la gaviota echó a volar más allá de los siglas y se adentró en un entorno casi inexplorado.

El todavía presidente habló de corrupción, de la corona, de Cataluña, de la reforma constitucional de los posibles pactos... pero donde de verdad estuvo especialmente anecdótico e incluso comediante fue al hablar de sus disposición debatir. Rajoy no es especialmente reconocido por su aportación de datos fiables ni por sus dotes cómicas, pero ya que se había lanzado a abandonar las ruedas de prensa en diferido no iba a dejar que el espectáculo se quedara a medio rematar. Show must go on.

Ante la pregunta de si estaba dispuesto a debatir durante la próxima campaña electoral, adoptó una pose despreocupada y una mueca pícara mientras pronunciaba las palabras mágicas: "es mi hábitat natural". Además añadía el dato del día junto a esa jocosa afirmación: "soy el candidato que más veces ha participado en este tipo de debates". La primer afirmación hay que tomársela directamente como una broma, la segunda, no tanto.


Y es que el candidato popular no miente al decir que es el candidato que ha participado en más debates electorales. Lo cierto es que no ha debido resultarle difícil habida cuenta de que España es un país con una ínfima tradición a debatir en campaña para las generales. Tan solo cinco debates han sido celebrados en este país desde que se instauró la democracia, de los cuales Rajoy ha participado en tres. Dos hubo en 1993 entre Felipe González y José María Aznar, otros dos en 2008 entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, y uno más en 2011 entre el propio Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba.

Ahora bien, dichos debates tenían un formato absolutamente encorsetado en el que los candidatos y su equipo elegían prácticamente todo, desde la iluminación a los tiempos de los turnos. Nada que ver con el debate semiimprovisado entre Albert Rivera y Pablo Iglesias el pasado domingo en Salvados. Rajoy ha participado en más debates que los demás pero no lo ha tenido difícil. A la falta de tradición de debates que hay en España, se suma su larga trayectoria política y su adhesión a formatos estructurados y programados con antelación. 

Rajoy no mintió, pero tampoco dijo la verdad. Lo que realmente suena a chiste es lo de que el espacio mediático es su hábitat natural. Todo cuando es sabido que Rajoy ha sido el presidente más reacio a las apariciones públicas, a la rendición de cuentas y a la depuración de responsabilidades. Un presidente que aparece por plasmas y que evita las comparecencias ante los medios hasta que no tiene más remedio no puede afirmar que forma parte de ese ecosistema.


Además, ahora mismo tendrá el récord a batir en cuanto a la cantidad de debates, pero no está dispuesto a que nadie venga a superarlo, ya que no está dispuesto a debatir en un debate a cuatro con PSOE, Cidadanos y Podemos y ni siquiera sentarse en frente de los nuevas agrupaciones.

El presidente del gobierno abrió la campaña electoral con buen pie. Un dato que había pasado inadvertido: el de su récord en debates, y un chiste sobre su simbiosis con el medio comunicativo. Parece que la gaviota ha querido encontrar su habitat lejos de las siglas populares, pero la zona de confort está dentro del ecosistema del partido.


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