La restauración de la restauración

La campaña del miedo contra los nuevos partidos tiene raíces históricas. PP y PSOE no protegen más que un régimen bipartidista y turnista como el que ya existió en España en el siglo XIX. Fotografía: burbuja.info

Ciudadano Kang

Genial capítulo de Los Simpsons que, pese a ser un especial de Halloween refleja perfectamente el sistema electoral americano y la maleabilidad del voto. Una representación pública favorable de los políticos puede valer una buena cantidad de votos. Fotografía: hipertextual.com

Educación de la economía

¿Es la educación un gasto? ¿Quizás una inversión? ¿O tal vez un derecho? Fotografía: escuela-amauta.org

Marionetas del poder...

Pitos en lugar de corrupción. Venezuela en lugar de programas. Eufemismos en lugar de palabras. Las cortinas de humo no son nuevas en la comunicación política y la película de Barry Levinson lo demuestra claramente. Fotografía: tintasalvaje.com

Vuelvo enseguida

Aquí el capítulo de la serie Black Mirror, "Be right back" al que hace referencia el artículo de Sheila Algarra "Mentiras digitales". Privacidad como mercancía. Fotografía: geekz.blog.hu

lunes, 26 de octubre de 2015

Hábitat popular


Juan Ignacio Cantero

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, convocó ayer lunes las elecciones generales para el 20 de diciembre y compareció ante los medios para hacer balance de la legislatura. Términos a priori contradictorios como Rajoy, comparecencia, medios de comunicación y balance se dieron cita tras la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros.

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Y sí. Rajoy atendió a la prensa pese a su natural alergia mediática y su fobia a responder a preguntas. No lo hice a través de ningún plasma ni de ningún otro miembro del partido. Esta vez estuvo presente físicamente y aguantó el tipo ante su archienemigo público. Por fin la gaviota echó a volar más allá de los siglas y se adentró en un entorno casi inexplorado.

El todavía presidente habló de corrupción, de la corona, de Cataluña, de la reforma constitucional de los posibles pactos... pero donde de verdad estuvo especialmente anecdótico e incluso comediante fue al hablar de sus disposición debatir. Rajoy no es especialmente reconocido por su aportación de datos fiables ni por sus dotes cómicas, pero ya que se había lanzado a abandonar las ruedas de prensa en diferido no iba a dejar que el espectáculo se quedara a medio rematar. Show must go on.

Ante la pregunta de si estaba dispuesto a debatir durante la próxima campaña electoral, adoptó una pose despreocupada y una mueca pícara mientras pronunciaba las palabras mágicas: "es mi hábitat natural". Además añadía el dato del día junto a esa jocosa afirmación: "soy el candidato que más veces ha participado en este tipo de debates". La primer afirmación hay que tomársela directamente como una broma, la segunda, no tanto.


Y es que el candidato popular no miente al decir que es el candidato que ha participado en más debates electorales. Lo cierto es que no ha debido resultarle difícil habida cuenta de que España es un país con una ínfima tradición a debatir en campaña para las generales. Tan solo cinco debates han sido celebrados en este país desde que se instauró la democracia, de los cuales Rajoy ha participado en tres. Dos hubo en 1993 entre Felipe González y José María Aznar, otros dos en 2008 entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, y uno más en 2011 entre el propio Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba.

Ahora bien, dichos debates tenían un formato absolutamente encorsetado en el que los candidatos y su equipo elegían prácticamente todo, desde la iluminación a los tiempos de los turnos. Nada que ver con el debate semiimprovisado entre Albert Rivera y Pablo Iglesias el pasado domingo en Salvados. Rajoy ha participado en más debates que los demás pero no lo ha tenido difícil. A la falta de tradición de debates que hay en España, se suma su larga trayectoria política y su adhesión a formatos estructurados y programados con antelación. 

Rajoy no mintió, pero tampoco dijo la verdad. Lo que realmente suena a chiste es lo de que el espacio mediático es su hábitat natural. Todo cuando es sabido que Rajoy ha sido el presidente más reacio a las apariciones públicas, a la rendición de cuentas y a la depuración de responsabilidades. Un presidente que aparece por plasmas y que evita las comparecencias ante los medios hasta que no tiene más remedio no puede afirmar que forma parte de ese ecosistema.


Además, ahora mismo tendrá el récord a batir en cuanto a la cantidad de debates, pero no está dispuesto a que nadie venga a superarlo, ya que no está dispuesto a debatir en un debate a cuatro con PSOE, Cidadanos y Podemos y ni siquiera sentarse en frente de los nuevas agrupaciones.

El presidente del gobierno abrió la campaña electoral con buen pie. Un dato que había pasado inadvertido: el de su récord en debates, y un chiste sobre su simbiosis con el medio comunicativo. Parece que la gaviota ha querido encontrar su habitat lejos de las siglas populares, pero la zona de confort está dentro del ecosistema del partido.


viernes, 16 de octubre de 2015

Política de fichajes


Juan Ignacio Cantero

La política se ha mimetizado con el mundo del espectáculo. El marketing y la imagen de marca se han convertido en primordiales para los partidos políticos y los candidatos que cada día "sienten menos los colores" solo buscan el contrato de sus vidas. Solo importa la apariencia para conseguir un buen puñado de votos que otorguen el título del gobierno.

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Como si de un club deportivo se tratase, los partidos organizan sus plantillas en listas para salir a competir en la temporada electoral. Se fijan los objetivos, las estrategias, los equipos... y entonces llegan los fichajes. Es ahí cuando se pone en marcha el aparato de imagen y marketing y donde los partidos buscan flamantes jugadores que den notoriedad. El último gran fichaje lo ha protagonizado el PSOE. Irene Lozano, diputada por UPyD ha sido reclutada por el Secretario General socialista, Pedro Sánchez para ser candidata de nuevo a diputada. Esta vez con el color de la camiseta un poco más rojizo que el "rosa" Diez.

Su fichaje es cuanto menos curioso, siendo su ex-partido, UPyD, uno de los más críticos con el bipartidismo y con las fuerzas políticas asentadas PP y PSOE. Curioso también que tras perder las primarias para sustituir a Rosa Díez frente a Andrés Herzog, confesara que abandonaba el partido pero no la política. Curioso que sea una de las políticas más mediáticas por su insistencia en la lucha contra la corrupción y por su defensa a la militar Zaida Cantera que denunció acoso laboral y sexual por parte de sus superiores en el ejército. Curioso que la propia Cantera también vaya en las listas del PSOE para las generales tras volcarse España con su caso y mediatizarse sobremanera... Curioso...

                                                                            Rosa Díez ataca al bipartidismo

Fichajes galácticos para acaparar el centro de atención mediático que supone una mina de votos. Pero no es la primera vez ni seguramente sea la última, en que los partidos políticos tiran de celebridades para captar la atención. El propio UPyD nació como una agrupación ligada a grandes nombres de la cultura, política y sociedad para entrar copando el share de la audiencia. El conocido filósofo Fernando Savater, el actor Toni Cantó o el hermano de Jaime de Marichalar, Álvaro, pusieron cara a un incipiente partido que puso cinco escaños rosas en el parlamento.

También el PP ha incluido celebridades en sus listas para adquirir notoriedad. La miss Eva Pedraza maquilló a la gaviota mientras la campeona de atletismo Marta Domínguez intentó ganar la carrera de fondo popular.

Otro de los tradicionales como Izquierda Unida, realizó en las pasadas municipales un intento de reconocimiento mediático poniendo al poeta Luis García Montero como cabeza de lista en la Comunidad de Madrid. Por si fuera poco, su campaña fue apoyada por su gran amigo Joaquín Sabina que puso música a un partido buscando ser de nuevo galante de la izquierda española.

                                                  Vídeo de campaña de Luis García Montero

Los nuevos partidos del cambio tampoco se libran de los fichajes estrella. La agrupación de Pablo Iglesias, Podemos, inscribió como cabezas de lista a la distinguida ex-jueza Manuela Carmena, y la incesante activista Ada Colau en Madrid y Barcelona respectivamente. Grandes fichajes para grandes plazas que además obtuvieron resultados inmediatos pintando dichos ayuntamientos de morado. También la pareja del propio Iglesias, Tania Sánchez, militaba en Izquierda Unida y aseguraba que no iba a adherirse a la incipiente formación Podemos. Finalmente Sánchez, va en sus listas y aporta la relevancia de su imagen mediática a la palestra.

El partido de Albert Rivera, Ciudadanos, también se mueve en el mercado. La hija del prestigioso científico Eduard Punset, Carolina, se engrasó en sus listas para dar al naranja un método científico. Precisamente Ciudadanos tentó a personalidades de UPyD para adherirse a la formación, entre ellos a Toni Cantó que finalmente declinó la oferta. Además muchos de los políticos de ciudadanos provienen del PP y ahora luchan por desbancarles del Gobierno. Este hecho enlaza con la reciente incorporación de Irene Lozano al PSOE por el daltonismo cromático que se da en la política. 

Parece que los colores no se sienten hoy en día. Los tonos políticos se destiñen en un ansia de escaños y poder. UPyD ha sido una agrupación en constante tensión con el bipartidismo y la ley D'Hont. Además hasta el último momento ha luchado por liderar el partido y ante su derrota se marcha al PSOE. El rosa ha adquirido para ella una tonalidad más en busca del mantenimiento de su escaño. Y todos salen ganando. Ella seguirá en el juego político al tiempo que el PSOE gana en apariencia e imagen renovadora.

La política de fichajes está a la orden del día y las reglas del juego cada día son menos claras. Todo vale para ganar votos, todo vale para acceder a un escaño. Las convicciones y valores siguen siendo la clave para algunos políticos pero otros están en el mercado. Mientras los galácticos sigan vendiendo camisetas la democracia seguirá siendo representativa.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Un cuerpo sin expresión


Sheila Algarra

No hay nada más bonito ni puro que la sinceridad de una sonrisa. Tampoco más inocente que las pecas de una niña cuando llega el verano, ni una carcajada de un niño al ver a su abuelo. La pureza de una lágrima, un cabello que se desliza sobre la cara, una falda que corre con el soplido del viento.

Todo ser humano goza de la perfección, es trazado de tal manera que sea único. Sin embargo, nos han adoctrinado en un modo de ver la vida donde los valores y los defectos infunden una ingrata hipocresía. Un mundo donde la belleza de las cosas se sumerge en una lucha por alcanzar la talla 36. Nos han enseñado que no hay mujer bonita que mida menos de 1,70 de altura, que no tenga unos labios gruesos muy rojizos, una cara fina pero con unos pómulos marcados, una cintura que abarque la mano pero con unos pechos grandes. Cuerpos imposibles, figuras que provocan paranoias mentales en las que todo el mundo quiere tener un hueco.

Los cánones de belleza atribuidos en nuestra sociedad condenan a no aceptarse. El cuerpo se ha convertido en el centro de una inquietud e insatisfacción constante. La cultura en la que vivimos provoca pensar en nuestros “defectos” como si de un pantalón o un armario se tratara. Víctimas de ser “defectuosos”.

 

La cultura de la imagen

 

Siempre ha habido cánones de belleza, ideales que han cambiado y evolucionado con el tiempo. En otros periodos, una figura bonita era la de caderas anchas que mostraban la fertilidad y la tez pálida revelando la poca aproximación al campo y al sol. Hoy en día ocurre lo mismo pero con un gran agravante que hace un flaco favor a la salud; los medios de comunicación en general y los spot publicitarios en particular. Programas televisivos muestran que para cambiar por dentro primero tienes que cambiar por fuera, dándole una importancia exacerbada a físico como si de ello dependiera el oxigeno con el que la humanidad respira. Un ejemplo es ‘Cámbiame’ de Telecinco, que cambia por completo los estilos de vestir e intenta tapar los defectos físicos, encima para colmo vende al espectador nada más y nada menos que una obra social.

 

Otro de los problemas que generan los medios de comunicación es el machismo que trasmiten a la hora de apostar los cuerpos femeninos como modelo de negocio. El ejemplo que se lleva la palma en este aspecto es la prensa deportiva, pero parece que esta moda de modelo de negocio comienza a fallar (además siempre son mujeres como si la prensa solo fuera leída por hombres). Este lunes se ha anunciado el rediseño de la revista Playboy, se han propuesto eliminar las fotografías de mujeres desnudas de sus portadas. Sin embargo, esto es más bien un paso atrás porque no se ha planteado desde el machismo, sino por rentabilidad económica. En esta cultura de la imagen en la que vivimos estamos tan acostumbrados a ver desnudos que estos modelos han dejado de rentar. El director ejecutivo de la revista lo dejó claro con su declaración: “ahora estás a sólo un click de lejos de cualquier acto sexual que te imagines de forma gratuita”, por ello cree que ese modelo “es cosa del pasado en este momento”.

Inma Cuesta en 'El Periódico'
 

Hay veces que a la mariposa le gusta recordar que un día fue gusano y defender a los que todavía lo son. Inma Cuesta ha provocado un gran debate este fin de semana tras denunciar a través de la red social Instagram los retoques exacerbados de una fotografía en la portada de la revista dominical de 'El Periódico'. La actriz ha subido la imagen auténtica junto a la retocada con frases como: "Verte y no reconocerte, descubrir que tu imagen está en manos de personas que tienen un sentido de la belleza absolutamente irreal".


Modelo de Victoria´s Secret
Este no es el único caso de famosas que se rebelan contra los excesos de los retoques y apuestan por la naturalidad. Famosas como Kate Winslet o Julia Roberts se han manifestado en otras ocasiones en contra de esta situación. La semana pasada también surgió otro debate en torno a la “magia del PhotoShop”, la marca de lencería Victoria’s Secret lanzó una foto de una de sus modelos sin nalga izquierda pero uno de los seguidores de la firma decidió arreglar el fallo y subirla a las redes.

Es un problema importante pero, al menos, se empieza a ver algunas reacciones contra esta cultura de la estética. Contra este  mundo decantado por una precaria identidad que lucha por la eterna juventud. Cuerpos que se contonean por las ciudades con diferentes versiones de un mismo patrón.


 

 

 

martes, 13 de octubre de 2015

Nacionalismo por bandera


Juan Ignacio Cantero

El 12 de octubre es el día del orgullo Rojigualda, de la ostentación militar, del patriotismo al máximo exponente. Es el día de España, de ese concepto abstracto sin unos límites establecidos pero que todos te dicen que hay que amar u odiar para ser una persona coherente. Algo así como la fe. Unos creen en ello y otros no, pero todos piensan que su causa es más justa y que han de convencer al resto de adherirse a ella.


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El nacionalismo, que tantos problemas genera al crear una obligación de pertenencia y una repulsa hacia lo extranjero. Una nación a la que hay que amar y defender, mientras se la magnifica por encima del resto. Este sentimiento de pertenencia grupal conlleva la búsqueda de un enemigo común para su total cohesión y para eso, otro nacionalismo es la mejor opción. El ejemplo cinematográfico se encuentra en la película “La Ola” de Dennis Gansel.



La cruzada independentista catalana propiciada por los esfuerzos de Artur Mas de tapar el desfalco y corrupción de su partido (Convergencia i unió) en esa Comunidad, han abierto la veda de la lucha nacionalista. Los intereses personales de Mas y Convergencia en mantener el poder a toda costa han despertado el nacionalismo que dormitaba en Cataluña. Pero si ya es grave que despierte el nacionalismo catalán, todavía lo es más que este hecho haga que el nacionalismo español active su alerta y busque de nuevo la imposición.

El huracán del catalanismo durmiente, ha levantado la tempestad del españolismo latente. Y ahora el 12 de octubre, que era un día más fuera del ejército, es el día de la necesidad de una bandera allí donde vayas, de la confrontación nacionalista y del nacionalismo exacerbado sea del signo que sea.

La batalla se agudizó el pasado lunes en las redes por comentarios antinacionalistas de la alcaldesa de Barcelona Ada Colau y el actor Willy Toledo entre otros. La opinión pública se radicalizó el día de la hispanidad en dos bandos diferenciados en hashtags, #nadaquecelebrar #vivaespaña etc.

De repente, todo el mundo es español patriótico o antiespañol independentista. Los nacionalismos tienden a excluir a otros y eso es lo que pasa en España. El nacionalismo español repudia al catalán y viceversa y la pervivencia de uno hace que el otro crezca y se exacerbe. Ambos son nacionalismos, aunque no siempre nos demos cuenta, y ambos conllevan odio y exclusión.
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Por eso el día de la hispanidad ha vuelto a ser importante. Porque el catalanismo sigue creciendo y el españolismo reacciona para no permitirlo. Una confrontación insuperable mientras el sentimiento nacionalista perdure con tal fuerza.

Y es que hemos olvidado diferenciar el orgullo del afecto, el patriotismo del apego… Hemos olvidado que podemos tener una adhesión a nuestro hogar, a sus gentes, a sus costumbres, a sus festejos, su gastronomía… y no por ello ondear banderas, cantar himnos o encolerizarnos con lo diferente. Hemos olvidado que España es todo eso, que Cataluña es todo eso, que Cuenca es todo eso, que la más pequeña aldea es todo eso… Hemos olvidado que el día de la hispanidad es todo el año para todos aquellos que lo deseen y, no lo es nunca para los que no tengan afecto por él. Hemos olvidado lo que genera el nacionalismo y seguimos consumidos por él.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Baile de escaños


Juan Ignacio Cantero

La política de nuestros días se ha convertido en un juego en el que todo vale. No hay unas reglas establecidas ni un horizonte intraspasable a la hora de pedir el voto. Los políticos recurren a toda clase de actuaciones para intentar lavar su imagen, ofrecer una cara simpática y, en definitiva conseguir el voto.

Para una inmensa mayoría de votantes, el programa electoral es algo innecesario a la hora de seleccionar su voto. También la doctrina del partido y las listas son algo que pasa desapercibido junto con las medidas a tomar y que, sin duda alguna, son la base de la actuación política y por lo tanto de la decisión del votante.

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Pues bien, en muchos casos la decisión de voto queda reducida a un "me cae bien este político" o una cuestión de apariencia. Además el voto a todo un partido se ejerce personalizado en uno o unos pocos candidatos que gustan por su desparpajo, su sonrisa, su saber estar... En ese sentido juegan un importante papel los medios de comunicación. Pero en los últimos tiempos, se aprecia un cambio de tendencia en las apariciones mediáticas de los grandes políticos. Si tradicionalmente acudían a programas de debate y de opinión política, ahora están optando por magazines, tv shows y programas de entretenimiento en general.

Si a la gente ha dejado de importarle lo que digas, pero le agrada o desagrada lo que hagas, qué mejor forma de ofrecer tu mejor cara que acudiendo a sus programas de televisión favoritos. Es lo que hizo la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría en su visita de anoche a El Hormiguero. Uno de los programas de mayor éxito y con más años en antena era el idóneo para hacer una aparición pública y si además es un espacio cómodo sin demasiadas preguntas que contestar mejor que mejor. El Hormiguero no se caracteriza por la profundidad en la entrevista que inicialmente hace el presentador Pablo Motos a sus invitados. No es un programa de rigor periodístico ni busca serlo, ya que ha encontrado una fórmula que entretiene, gusta y le ha dado el éxito durante varios años.


Quizás por eso la vicepresidenta eligió este espacio para su representación pública. Una entrevista cómoda, un programa que muestra la mejor imagen de sus invitados y un baile final para rematar la actuación. Sí, han leído bien. Soraya Saénz de Santamaría bailó al final del programa junto a Pablo Motos y el equipo de El Hormiguero la canción "Uptown Funk" de Bruno Mars. Ahora que el PP se encuentra en un momento de credibilidad delicado y que ha cosechado una visión retrógrada durante la última candidatura qué mejor que poner a la vicepresidenta a mover el esqueleto en un programa de éxito para ganarse al electorado.

El vídeo de la coreografía se ha hecho viral, mientras los comentarios favorables hacia la persona de Santamaría se multiplican. Como ya he dicho, la buena imagen se traduce en votos y un político que sonríe y baila, es un candidato idóneo para una parte del electorado.

El genial Matt Groening, dibujante de la archiconocida serie "Los Simpsons" lo ha dejado caer en varios capítulos. En el fabuloso especial de Halloween, "Ciudadano Kang", pudimos ver como Bill Clinton y Bob Dole, cuyos cuerpos habían sido ocupados por extraterrestres, se ganaban al electorado con graciosos bailes y banderitas americanas. También en el capítulo "El actor secundario Bob vuelve a las andadas" podemos ver como un ex-convicto odiado por todos se presenta a unas elecciones y con un gracioso baile dispara las encuestas a su favor.

No es una casualidad, es una tendencia. No solo el PP lo usa para lavar su imagen, sino los partidos políticos en general. Tras la grave crisis del PSOE con Rubalcaba en la secretaría general, su sucesor Pedro Sánchez realizaba una llamada telefónica al tan querido como vilipendiado programa de Telecinco "Sálvame". Una estrategia de marketing político para ganarse la confianza de telespectadores votantes potenciales.

Y así las encuestas oscilan a ritmo de música y de parrillas televisivas. La política se convierte en una pugna de audiencias y muchos votos se deciden en apariciones mediáticas. Cuando el presidente del Gobierno sonría mientras toma medidas abusivas, bailemos. Como acaba diciendo Homer en el capítulo ya mencionado de Los Simpsons tras ser esclavizados por el ganador de la elecciones: "A mí no me mires nena, yo voté a Kodos".